"Luto", de Edgardo Scott

"Luto", escrito por Edgardo Scott 🖤

4/5 🌟

La sinopsis parece una lamentable anécdota extraída del diario de hoy, ¿no? Hay poco que decir, aunque vale aclarar que la historia va más allá del robo: nos habla del estigma que deja la inseguridad, la desesperación e impotencia que provoca saber que estamos a merced de que nos suceda algo así, e incluso peor, todo el tiempo

Chiche sufre la pérdida de su esposa a manos de un par de ladrones que entran a su local de electrodomésticos a robar el fruto de su esfuerzo diario. Y todo sucede, como dice el narrador, como si afuera no hubiera nadie, como si el barrio se encontrara desierto… A partir de ahí, mientras lo acompañamos en su luto, el autor nos narra también su nueva cotidianeidad: las relaciones que tiene con un par de mujeres del barrio, el vínculo con su hija que también lucha por sobreponerse a la pérdida de su madre y las conversaciones con su vecino Miguel, que van delineando la personalidad del protagonista: el odio al “pibe chorro”, al “villero”, que el autor expresa utilizando un tono irónico de lo más interesante. 

Todo transcurre en una época y con un paisaje bien definido, los suburbios de Buenos Aires en los años ’90, pero bien podría trasladarse, lamentablemente, a la actualidad. Podemos tomarla como una crónica de la violencia o como la épica del dolor que atraviesa un hombre que, de repente, se ve solo. Del barrio, además del nombre de un par de calles, apenas conoceremos algunas referencias: el baldío y su enorme ombú donde Chiche se reúne con Miguel, la retacería de enfrente de su local y la ubicación de las vías. Y del otro lado de las vías, Chiche lo sabe, está esa villa donde viven “los negros”, como él mismo los llama. Y por más armas que se porten, porque Chiche también está armado, por más violencia que uno cargue, la barbarie siempre parece estar solo en los otros.

Se lee de manera rápida, prácticamente sin pausa, porque los capítulos son cortos y la prosa totalmente amena, dirigida siempre a lo concreto. Aunque no parezca nada fuera de lo común atrapa y empuja al lector a seguir leyendo

Algo que me llamó la atención es que, además de las partes que dan comienzo y final al libro, tituladas respectivamente “Un día cualquiera” y “Una noche muy fría y estrellada”, la novela repite los títulos de los capítulos a lo largo de las restantes siete partes que la componen, siete años donde los temas son los mismos: las mujeres, la hija, el baldío, las películas, el negocio (y la ruina que se le viene encima), las noticias y “los negros”. Esta especie de espiral que se va cerrando con el transcurrir de las páginas ayuda a acentuar la sensación de estar ante una especie de western argentinizado muy bien logrado. Excelente propuesta.

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