"La habitación de Nona", de Cristina Fernández Cubas

Les traigo mi opinión acerca de "La habitación de Nona", de Cristina Fernández Cubas 🖼️

4/5 🌟

Estamos ante seis textos cuyas protagonistas, niñas y/o adolescentes, nos abren la puerta a lo que se esconde detrás de lo normal.

“La habitación de Nona” relata la complicada relación entre dos hermanas, con un punto muy particular que sólo quedará explicado al final, llevando al lector a reflexionar y quizá a releerlo; sin duda, a replantearse su interpretación de la historia.
“Hablar con viejas”
nos cuenta sobre una mujer madura que, desesperada por su economía, puede tomar una decisión que termine perjudicándola cuando una situación aparentemente normal y cotidiana se transforma en algo inquietante.
En “Interno con figura” (que comparte su título con el del cuadro cuyo detalle fue elegido como ilustración de la portada, realizado por Adriano Cecioni en 1868) la autora hace un juego literario convirtiéndose en la protagonista cuando visita un museo donde un cuadro da lugar a una historia posible.
“El final de Barbro” se detiene en la relación de tres hijas con la nueva mujer de su padre, elegida para pasar sus últimos años de vida.
“La nueva vida” vincula el presente de una mujer solitaria con su pasado amoroso y vital en unas líneas llenas de emotividad.
Finalmente “Días entre los Wasi-Wano” narra el complejo vínculo establecido entre un tío y su sobrina.

Si bien el libro en general me gustó, quiero destacar dos de estos seis cuentos o relatos. En “Interno con figura”, la narradora cuenta su visita a la muestra, describiendo el cuadro protagonista del relato como una pieza que genera en el espectador cierta perturbación, aunque a simple vista sólo muestre a una niña arrodillada al lado de una cama. Sin embargo, si nos fijamos mejor, podríamos también creer que la niña no está arrodillada ni en cuclillas, sino agazapada, escondida: como si tuviera miedo. La historia no termina allí, sino que continúa siete días más tarde, cuando la narradora vuelve a visitar la muestra coincidiendo con una delegación escolar: sus integrantes observan el cuadro y dan sus interpretaciones, hasta que una niña ofrece una visión distinta que altera a todos los que la oyen.

En “La nueva vida” se anula el tiempo, narrando el presunto reencuentro no sólo con el pasado de quien narra, sino con sus fantasmas personales, especialmente con el de su pareja, fallecida años atrás. Con los sentimientos a flor de piel, nos cuenta sobre él y sobre un amigo de ambos.

Estamos ante un libro que se lee con avidez, porque la estructura de cada relato es muy dinámica y hace que queramos avanzar, llegar al final y descubrir por fin qué sucede. La autora nos mete en una historia aparentemente normal, tranquila, hasta que de repente con una frase quiebra el ambiente de tranquilidad e instala cierto desasosiego, moviendo miedos, reales e imaginarios. Todo es posible en los mundos que construye y en todos podemos ubicarnos como personajes. Muy recomendable.

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