"El perro Fernando", de Mempo Giardinelli

Les quiero contar la historia de "El perro Fernando", escrita en esta ocasión por Mempo Giardinelli 🐾

5/5 🌟

Fernando nunca tuvo dueño. O sí: fue de todos los vecinos de la ciudad de Resistencia (en la provincia de Chaco, en Argentina) que lo alimentaban, cuidaban y hasta idolatraban como a ninguno, porque era diferente: tenía un excelente oído musical. Sí, tal como leen.

Este cuzquito blanco, lanudo, apareció en nochebuena, en el año 1951, en un bar, buscando refugiarse de una fuerte tormenta, tumbándose a los pies de Fernando Ortiz, un cantante de boleros que estaba de paso (y en cuyo honor fue nombrado), transformándose en su mascota y yendo con él a funciones y conciertos. Se hizo conocido entre los habitantes por ser un asiduo concurrente de cualquier evento donde hubiera música

Solía sentarse junto a la orquesta o el solista de turno y meneaba su rabo, en señal de aprobación; pero ojo: si alguien desafinaba o erraba en una nota, empezaba a gruñir o a aullar para luego retirarse. Incluso una vez, un importante pianista polaco reconoció ante su público que efectivamente se había equivocado en los dos momentos en que Fernando gruñó. Todo un personaje. Un entrañable personaje. La crítica de cada espectáculo, al día siguiente, muchas veces dependía de sus reacciones.

Los diarios Crónica, Clarín y La Nación, de Buenos Aires, se hicieron eco de él en muchas oportunidades, llegando incluso a figurar en la BBC de Londres y en el New York Times. Ningún viajero pasaba de largo sin buscarlo y fotografiarlo. Estuvo al lado del, en su momento, presidente Juan Domingo Perón en el balcón del Ministerio de Salud Pública y tenía su propia silla en el Club Social, donde también compartió una fiesta de gala con el teniente general Aramburu.

Fernando hizo de la ciudad su casa y todos querían recibirlo en sus hogares o compartir un ratito con él, así que pronto desarrolló una rutina: dormía en la recepción del Hotel Colón, desayunaba café con leche y medialunas en el despacho del gerente del Banco Nación, visitaba una peluquería ubicada junto al Bar Japonés, almorzaba en el restaurante El Madrileño o en el Sorocabana, dormía la siesta (por supuesto) en la casa del doctor Reggiardo, perseguía gatos en la plaza principal y cenaba en el Bar La Estrella.

La mañana del 28 de mayo de 1963 lo encontraron agonizando en la puerta del Banco Español: había sido atropellado por un auto. Su muerte fue noticia nacional: altas personalidades, delegaciones municipales y culturales, estudiantes y vecinos lo acompañaron a su última morada, la vereda del Fogón de los Arrieros (centro cultural por excelencia de la capital chaqueña), donde puede leerse en un epitafio “A Fernando, un perrito blanco que, errando por las calles de la ciudad, despertó en infinidad de corazones un hermoso sentimiento”. Fue una jornada de hondo y sincero pesar, cerrándose incluso muchos locales comerciales en señal de duelo.

Después de su muerte, ha sido homenajeado por músicos y artistas. La canción “Callejero” habría sido en su memoria, dedicada por Alberto Cortez (cantautor y poeta argentino) y versionada más tarde por el grupo Attaque 77 (banda de punk rock argentina). Existen tres esculturas suyas en la ciudad: la que se supone su “mausoleo oficial”, en la calle Brown; otra en la avenida Avalos, cerca del Club de Regatas y la tercera, más grande y pretenciosa, inaugurada por los militares durante la dictadura, se encuentra en una esquina de la Casa de Gobierno frente a la Plaza 25 de Mayo. Por supuesto, también hay libros que recogen su historia.

Finalmente, en uno de los accesos a la ciudad puede leerse en un cartel un saludo al viajero: “Bienvenido a Resistencia, ciudad de Fernando”.


“Fernando fue como un gorrión de cuatro patas, popular y amado -dice el autor de este libro- y acaso por eso mi madre decía que de no haber sido Resistencia una ciudad de morondanga, otra que Edith Piaf”. ❤️ ¿Lo conocían? ¿Saben de otras historias de animales como este? 🧐 Gracias por pasar

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